sábado, 30 de agosto de 2014

ARANJUEZ, SENDERO DE VIDA

ARANJUEZ, SENDERO DE VIDA


Por: Fabio Hernán Serna Londoño

(Dedicado a los muertos que puso nuestro barrio en aquella violencia, absurda, estúpida e inhumana violencia que azotó a nuestra querida Medellín y que dejó viudas, huérfanos, familias destrozadas y cicatrices…  muchas cicatrices)

 “El corazón de nuestra ciudad tiene nombre de barrio. La escuela está allí y en los ojos de niñas y niños se ve que el futuro ya empezó. La educación es la nueva piedra que esta ciudad fundó. No tenemos miedo a soñar y nos parecemos a nuestros sueños. Medellín tiene rostro, tantos rostros que construyen juntos las posibilidades de mañana. Nunca podré decir a qué suena esta ciudad. La música es generosa y se escucha en balcones y rincones, en el violín de una niña de barrio que no piensa en armas porque prefiere sinfonías. Y la alegría está en las calles, este documento de identidad nos dice que somos latinos y que no podemos dejar de bailar. Todas las músicas que tu oído conoce son parte de la banda sonora de esta película que llamas Medellín”
                (Fragmento del guión  “Del miedo a la esperanza”, Alcaldía de Medellín)




OBJETIVOS

• Mostrar a Aranjuez, barrio de Medellín, que fuera señalado como semilla de sicarios, como un sector de ciudad que pasa del miedo a la esperanza, como un ejemplo de que la paz, que parecía una utopía, sí es posible.

•Señalar algunos aspectos relevantes en el proceso de transformación de Aranjuez, haciendo uso de un lenguaje cargado de vida y esperanza, de manera que la gente del barrio recupere su dignidad y eleve su autoestima, configurándose a partir de un espacio que se proyecta como un sitio que no es presa ya de la descomposición social producida por la violencia generada por el flagelo del narcotráfico.

-Fortalecer los lazos de identidad entre los habitantes de Aranjuez y su barrio, de manera que se genere en ellos sentido de pertenencia ciudadana, construcción de comunidad y de responsabilidad social con su barrio y su ciudad.

•Establecer un paralelo entre el tiempo pasado y el presente en Medellín para resaltar el papel de la memoria, partiendo de que la falta de conocimiento y de conciencia sobre el pasado alimenta el conflicto.

•Justificar la necesidad de un programa de formación en  competencias ciudadanas para la convivencia pacífica, que se dé desde la escuela y que acoja a personas de diferentes edades, razas, géneros…, de manera que la educación adquiera un verdadero sentido social.



                                  
                                                    



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