ARANJUEZ, SENDERO DE VIDA
Por: Fabio Hernán Serna Londoño
(Dedicado a los muertos que puso
nuestro barrio en aquella violencia, absurda, estúpida e inhumana violencia que
azotó a nuestra querida Medellín y que dejó viudas, huérfanos, familias
destrozadas y cicatrices…  muchas
cicatrices) 
 “El corazón de nuestra ciudad tiene nombre de
barrio. La escuela está allí y en los ojos de niñas y niños se ve que el futuro
ya empezó. La educación es la nueva piedra que esta ciudad fundó. No tenemos
miedo a soñar y nos parecemos a nuestros sueños. Medellín tiene rostro, tantos
rostros que construyen juntos las posibilidades de mañana. Nunca podré decir a
qué suena esta ciudad. La música es generosa y se escucha en balcones y
rincones, en el violín de una niña de barrio que no piensa en armas porque
prefiere sinfonías. Y la alegría está en las calles, este documento de
identidad nos dice que somos latinos y que no podemos dejar de bailar. Todas
las músicas que tu oído conoce son parte de la banda sonora de esta película
que llamas Medellín”
                (Fragmento del guión  “Del miedo a la esperanza”, Alcaldía de
Medellín) 
OBJETIVOS
• Mostrar
a Aranjuez, barrio de Medellín, que fuera señalado como semilla de sicarios,
como un sector de ciudad que pasa del miedo a la esperanza, como un ejemplo de
que la paz, que parecía una utopía, sí es posible.
•Señalar
algunos aspectos relevantes en el proceso de transformación de Aranjuez,
haciendo uso de un lenguaje cargado de vida y esperanza, de manera que la gente
del barrio recupere su dignidad y eleve su autoestima, configurándose a partir
de un espacio que se proyecta como un sitio que no es presa ya de la
descomposición social producida por la violencia generada por el flagelo del
narcotráfico.
-Fortalecer
los lazos de identidad entre los habitantes de Aranjuez y su barrio, de manera
que se genere en ellos sentido de pertenencia ciudadana, construcción de
comunidad y de responsabilidad social con su barrio y su ciudad.
•Establecer
un paralelo entre el tiempo pasado y el presente en Medellín para resaltar el
papel de la memoria, partiendo de que la falta de conocimiento y de conciencia
sobre el pasado alimenta el conflicto.
•Justificar
la necesidad de un programa de formación en 
competencias ciudadanas para la convivencia pacífica, que se dé desde la
escuela y que acoja a personas de diferentes edades, razas, géneros…, de manera
que la educación adquiera un verdadero sentido social.

 


 
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